Llegamos a Potosí sin haber investigado nada de la ciudad, pero no es una ciudad muy grande así que pronto supimos que teníamos que ver.

El primer día paseamos por las calles coloniales de la ciudad, las cuales nos defraudaron ya que no están nada cuidadas. Y a eso de las 9 de la noche se produjo un apagón en toda la ciudad que duró unos 45 minutos. Casi una hora sin luz en la calle, semáforos apagados, la gente con linternas, una situación un poco surrealista.

Potosí fue una ciudad muy importante gracias a la mina de plata que tienen, una mina que está en funcionamiento desde 1651. Pero a día de hoy la ciudad ha perdido toda su relevancia.
Visitamos las minas de plata y por un rato pude imaginarme lo que mi padre vivió hace años cuando trabajó en las minas de Asturias y Suiza. Una experiencia única que recomendamos, hablamos con los mineros, les ayudamos a tirar del carro y visitamos a “El Tío” (El Dios de las minas). Un dios que los españoles crearon para tener controlados a los mineros mientras trabajaban.



Por cierto, dicen que me parezco a mi padre ¿Vosotros qué creéis?


Teníamos pensado ver la Casa de la Moneda tras la visita a la mina pero viven mejor que los funcionarios en España y su horario es de 9 a 12 y de 16 a 18. Así que nos tocó visitarla a la mañana siguiente. Si quieres entender porque Potosí fue importante en la historia boliviana tienes que visitar la Casa de la Moneda si o si.

Tras la visita nos fuimos a Uyuni, tocaba ir al famoso Salar.